Hace
tiempo, una persona expresó en “Sin Rodeos”: “Los políticos son unas
sinvergüenzas. No deberíamos confiar en ninguno de ellos. Tenemos que depender
de nosotros mismos.”
Un
político, como político: ni amigo ni enemigo. En la política actual, las amistades
se cambian como los calcetines. Unicamente perduran los intereses.
Queda
la pregunta: “¿Qué podemos hacer para impulsar los cambios que queremos?”
La
persona que llamó contestó que tendríamos que seguir esforzándonos para
avanzar. Con tiempo, el progreso llamará la atención de los políticos.
Creo
que el análisis es importante. En una democracia, tenemos que elegir los
líderes oficiales para tomar decisiones con respecto a la política. Pero está
claro que las personas ejercen el liderazgo en otros entornos, y con más eficacia.
A estas
alturas, se podría decir que los políticos necesitan a la gente mucho más que
la gente necesita a los políticos. Algunos políticos han hecho berrinches sobre
el presupuesto, el sistema de salud y la reforma migratoria; sin embargo, parece
que van ganando más atención de los medios que apoyo de la gente: el berrinche
es un espectáculo en la televisión, pero no es admirable.
En
Utah, hay una tendencia de sostener el liderazgo, incluso si es incompetente. A
largo plazo, sería aconsejable cambiar esa tendencia, pero a corto y a medio plazo,
hay otros desafíos. Afortunadamente, la incompetencia, incluso corrupción, de
algunos gobernantes de Utah no ha afectado la estabilidad.
El
impulso económico importa. La reforma migratoria estimularía la economía, pero
eso no ha sido un argumento suficiente para desbloquear los obstáculos de
varios republicanos y demócratas, tanto dentro como fuera de Utah. No obstante,
de manera individual y colectiva, podemos seguir cultivando, animando y
apoyando el crecimiento de los negocios afines a nuestros intereses.
La
comunicación es fundamental. Hay que fomentar conversaciones sustanciosas y sin
rodeos para coordinar los esfuerzos de individuos y organizaciones a fin de
conseguir el bien común. A la vez, hay que respetar la diversidad de puntos de
vista y estar abierta a los compromisos en los que cada uno debería estar dispuesto
a ceder un poco, o a veces mucho.
A largo
plazo, la influencia de la comunidad hispana es ineludible. A corto y a medio
plazo, habrá mucho juego político y económico. Algunos entrarán en esos juegos
para ganar protagonismo o buscar hueso. Siempre está allí la tentación de
alimentar una ambición política, un deseo de atención o una necesidad
económica. No son de todos desdeñables.
Me
quedo con el análisis de la persona que llamó a ‘Sin Rodeos’ y con el consejo
sugerido: Abrir camino puede resultar difícil, pero no hay que confiar en los
políticos o los supuestos líderes. Hay que confiar en la habilidad de uno mismo
y la de la propia comunidad hispana. En el camino para avanzar, los pasos más
importantes son los nuestros.
Foto de Mark Alvarez