Nota: Gracias a "Nuestro Mundo" que publicó en su revista de agosto 2012 una versión de este artículo.
“La realidad es una cuestión de perspectiva; cuanto más lejos del pasado estás, más concreto y posible se parece ese pasado—pero conforme con el acercamiento al presente, se parece el presente más y más increíble.”—Salman Rushdie en “Hijos de la medianoche”
“La realidad es una cuestión de perspectiva; cuanto más lejos del pasado estás, más concreto y posible se parece ese pasado—pero conforme con el acercamiento al presente, se parece el presente más y más increíble.”—Salman Rushdie en “Hijos de la medianoche”
“Hijos de la medianoche” es una novela que se trata de las historias de 1001 niños nacidos en la India en la hora de la independencia de su país, el día 15 de agosto de 1947. Esos niños tienen dones y una conexión especial entre si y con el desarrollo del país. El protagonista se siente “esposado a la historia, mis destinos indisolublemente encadenados con los de mi país.”
Algunos han categorizado a “Hijos de la medianoche” como “realismo mágico,” una corriente literaria asociada con América Latina y las obras de Alejo Carpentier, Juan Rulfo y Gabriel García Márquez. Y otra vez en contacto con el mundo americano.
Hay una magia en la realidad. Hace poco, habría sido difícil pensar en los indocumentados como activistas importantes en un movimiento a favor de la reforma migratoria. Se decía que vivían en la sombra, intentando no llamar la atención.
Hoy los jóvenes soñadores (“Dreamers”) han asumido responsabilidades sumamente importantes. Lo han hecho a pesar de la incertidumbre y a pesar de los riesgos que siguen existiendo. Como todos los seres humanos, cada uno tiene una historia importante, llena de experiencias y aspiraciones.
Hoy los jóvenes soñadores (“Dreamers”) han asumido responsabilidades sumamente importantes. Lo han hecho a pesar de la incertidumbre y a pesar de los riesgos que siguen existiendo. Como todos los seres humanos, cada uno tiene una historia importante, llena de experiencias y aspiraciones.
Conforme con la cantidad de historias y la calidad que aportan al debate, la sociedad se ha abierto más a la idea de que estos individuos comparten valores, deseos y sueños no tan diferentes de los suyos.
El 15 de agosto de 2012, sesenta y cinco años después del día de la independencia de la India, los jóvenes indocumentados van a poder solicitar un beneficio de inmigración que les permite un poco de alivio. Es solo un paso hacia una reforma migratoria, pero es un paso bien merecido.
Los dreamers han hecho un buen trabajo para impulsar una conversación fructífera y para proteger a gente vulnerable. Otros grupos y personas también han aportado mucho con sus esfuerzos.
Los dreamers cuentan las dificultades de sus realidades. Y perduran. La sociedad saldrá favorecida permitiendo que los destinos de los “Dreamers” se encadenan con los de este país. Vale la pena repasar algunas frases de las entrevistas y los discursos (se han empleado algunos seudónimos para proteger las identidades):
“Deberíamos apreciar a los niños, la juventud que representa el tesoro verdadero de la humanidad.”—Raúl López-Vargas
“Me siento como un híbrido. No estoy ni de aquí ni de allá. Amo a la herencia de México, pero México ha dejado de ser mi casa. Mis intereses son Americanizados. Siempre soy la rara porque no soy como los demás. Eso es cierto con Americanos y con Mexicanos. Pero soy rara en un sentido bueno. Busco a otros híbridos.”—Belinda
“La educación es el camino hacia la liberación de comunidades marginalizadas.”—Arturo
“Me preocupa todos los días la posibilidad de que ‘la migra’ intervenga en la vida de mi familia.”—Nicole
“La educación abrió nuestros ojos sin darnos ninguna solución.”—Ivette
“Los latinos estamos aquí para la libertad.”—Ivette
“Vine con 7 años de edad. En Estados Unidos de América ("E.U.A."), estaba inspirada por el Sueño Americano. Tenía orgullo hasta la edad en la que me sentía como una delincuente por pedir un trabajo, becas y ayuda financiera. Estoy aquí para dejar de sentirme como una delincuente.”—Rosalía
“He tenido experiencias con el rechazo y la soledad. Doy gracias a mi madre por haberme traído a E.U.A. con 11 años. He vivido en E.U.A. 14 años. He llegado a ser americano en todo menos en la ciudadanía.”—Leo
“Tengo 19 años y soy la menor de la familia. Vine con 3 años con un visado de turista. Nosotros nos quedamos. En Texas, el miedo de ser deportada fue constante. Mi lucha y mis limitaciones siempre han sido diferentes de los de la mayoría de mis amigos. Sé que merezco todos los derechos que van con una tarjeta pequeña y un número de nueve dígitos.”—Itza
“Somos todos seres humanos e inmigrantes en este mundo.”—Vanessa
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