Rosa y
negro eran los colores originales de la Universidad Estatal de Pensilvania
(“Penn State”). Se cuenta que los colores rosa y negro se cambiaron a blanco y
azul con el sol y el desgaste de la ropa que los llevaba. Los colores actuales
de Penn State son blanco y azul.
Penn
State se conoce por la calidad académica y deportiva. Hace poco, escribí esto
sobre James Franklin, el técnico de fútbol americano de Penn State, y los
valores fundamentales que elaboró para su equipo.
Sugerí
que esos valores fundamentales para el equipo de Penn State podrían adaptarse
para el bienestar de la comunidad hispana aquí en Utah. Los principios que se
pueden aplicar a nivel personal y comunitario son:
1.
Tener una actitud positiva
2. Ser
trabajador
3.
Competir en todo
4.
Sacrificar
Los
principios son básicos, pero han servido para fortalecer la cultura de Penn
State. En julio de este año, el técnico Franklin hizo algo que engrandece y
fortalece más al equipo: decidió quitar los nombres de los jugadores de los
uniformes del equipo. La decisión se ancla en un pasado de orgullo y prestigio
(dos campeonatos nacionales y varios equipos invictos). Se explicó así:
“Durante
125 años Penn State siguió con orgullo un esquema muy sencilla: ‘Zapatos
Negros. Azul Básico. No Nombres. Sólo Juego.’
En
2012, por la primera vez en la historia del programa, los uniformes se
adornaron con los nombres atrás identificando para siempre los hombre fieles
que sacrificaron y eligieron jugar para [Penn State] durante una época difícil.
El equipo de 2012, reconocido permanentemente en el Estadio Beaver, tendrá un
lugar duradero en la historia del programa. Su compromiso nunca se olvidará.
No
obstante, ya es hora para reestablecer la tradición que se hizo honor a Penn
State durante 125 años. Somos una familia fuerte, jugando para una meta, una
universidad y solo hay un nombre que verdaderamente importa: ‘Penn State’.
Nosotros
Somos (‘We Are’).”
El
liderazgo se demuestra de varias maneras. Aunque suena paradójico, a veces se
demuestra en seguir y señalar un buen ejemplo para los demás. Se demuestra en
inspirar a los demás. En otros momentos, es importante levantar la voz y tomar
una acción decisiva.
Desde
hace más de una década, he respondido a la pregunta “¿Dónde está el líder de la
comunidad hispana en Utah?” así:
No hace
falta un líder.
No
hacen falta diez líderes.
Hacen
falta diez mil líderes.
La idea
es cultivar líderes y abrir paso a gente quizás no tan conocida pero tan
talentosa que otras personas que ocupan puestos políticos, comunitarios,
mediáticos, etc. Se fundamenta el liderazgo sobre principios sólidos y una cultura que da prioridad
al buen trabajo y las acciones positivas.
Aunque
puede ser un sacrificio poner al lado el ego y el nombre, a largo plazo si
funciona bien el equipo (la comunidad), las recompensas colectivas e
individuales serán mayores. Penn State podría servir como modelo: No Nombres. Sólo Juego.
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