Hay momentos de jugar a la defensiva. En las legislaturas de los últimos años, parece que todo se planea para defendernos en contra de una política migratoria de mano dura.
Los famosos permisos de trabajo representaban eso: eran sumamente inconstitucionales pero algunos creían que servían como una defensa contra una corriente que quería hacer la vida imposible a los indocumentados. Se equivocaron en presentar falsas esperanzas y una política no factible y vacía de cualquier fundamento legal. Pero dejamos eso al lado.
Ya es hora de contraatacar con una política factible y ofensiva. Digo ofensiva en el sentido de presentar propuestas que pueden impulsar una reforma migratoria justa y humanitaria, una reforma federal que daría a los indocumentados la oportunidad de gozar de un estatus legal.
Los números son alentadores. Cada vez hay más hispanos que pueden votar en las elecciones. Es lógico: la comunidad hispana es más joven que la población en general. Además, los hispanos suelen favorecer una política migratoria que daría a los indocumentados la posibilidad de arreglar su estatus.
Un dato curioso de una encuesta de 2011 del Centro de Investigaciones Pew es que 72 por ciento de los estadounidenses favorecen un camino hacia la ciudadanía para los indocumentados siempre que puedan pagar una multa, tener un trabajo y pasar por un chequeo de antecedentes penales. La derrota reciente del Senador Estatal de Arizona Russell Pearce también indica un cambio en la política migratoria.
Pearce es la persona que impulsó SB1070, la ley de mano dura en contra de los inmigrantes. Pearce ya no tiene puesto en la política de Arizona. La política migratoria de mano dura tiene fecha de caducidad.
Sugiero que dejamos al lado la fantasía de los permisos de trabajo de Utah y de una Solución de Utah. Los permisos van directamente en contra de una ley federal 8 USC 1324a. No son ni factibles ni constitucionales.
La Solución de Utah tampoco tiene sentido: la autoridad sobre la inmigración es un asunto federal, y la reforma íntegra de inmigración tendrá que venir del Congreso.
Hay algo que sí podemos impulsar a nivel estatal: una expansión del Utah Dream Act que permitiría a los estudiantes indocumentados gozar de becas y otras ayudas financieras para estudiar en la universidad. Esto representa el futuro no solo de una parte importante de la comunidad hispana sino también de la sociedad en general y su economía.
Ya es hora de ayudar a los jóvenes seguir en la escuela y aspirar a algo más grande. Ya es hora también de competir en el trabajo y en los negocios para mejorar nuestras situaciones y las de nuestras empresas. Ya es hora de responder a los insultos y las provocaciones con la determinación.
Si las personas se quejan de que los indocumentados están quitando los trabajos de otros, podemos responder que quizás trabajan mejor. Si dicen que las empresas explotan a los indocumentados, podemos argumentar que una reforma migratoria que reduce o elimina la explotación ayudaría a todos.
Os dejo con ocho puntos importantes para la reforma migratoria:
1. Resolver el estatus de 11 millones de indocumentados. Criterios incluirán buen carácter moral y algo que demuestra buenas intenciones.
6. Tener fronteras que evitan la delincuencia y las amenazas pero que admiten el flujo ordenado de personas, capitales y comercio. Ni cerradas ni abiertas, las fronteras deben de ser inteligentes.
7. Colaborar más de manera binacional e internacional.
8. Integrar mejor a los nuevos inmigrantes.
Nota final: en 2012 en Pulso Latino, un programa de radio que se emite los martes y los jueves de 12 a 1 pm hora de Utah y el sábado de 10 a 11 am en Exitos 1550 AM de Salt Lake City, http://exitos1550.com/ , vamos a estar estudiando o repasando las preguntas del examen de ciudadanía. No importa si uno es ciudadano, residente o indocumentado: vale la pena conocer algunos fundamentos de la política de aquí. Si nos enfocamos en nuestra preparación y los argumentos positivos, abriremos cualquier camino.