Hace bastante tiempo que no escribo en inglés sobre la reforma
migratoria. El tema está muerto políticamente a medio plazo y me temo no poder
aportar algo nuevo: tengo decenas de artículos publicados sobre la inmigración
y el tema sigue casi igual. Escrito eso, es importante dar un repaso cada de
vez en cuando para la autoevaluación y por si acaso resurge la posibilidad de
cambio. Opino que un cambio podría venir si un demócrata gana a Trump en las
elecciones generales en otoño de 2020, en cuyo caso, un mandatario nuevo entraría
a la Casa Blanca el 20 de enero de 2021.
¡Ojo! No existe en este momento una conversación seria y realista
sobre una reforma migratoria. La administración Trump ha desenvainado el tema
migratorio como un arma en su batalla para ganar la reelección en noviembre de
2020. Los candidatos demócratas hacen cálculos para determinar que puntos podrían
favorecerles en las primarias del partido o en la elección general contra
Trump, el líder con diferencia en el partido republicano.
Aviso: Nadie debería pagar por adelantado un proceso que no existe en
la realidad sino en el futuro. En
años anteriores durante los debates sobre la reforma, algunos han pagado por
procesos que solo existen en teoría.
Mejor guardar el dinero en tu propia cuenta bancaria u otro fondo para
poder pagar por el proceso verdadero después de la implementación de la
reforma. Habrán organizaciones,
con y sin fines de lucro, dispuestas a ayudar en ese momento.
Lo básico: Hay tres preguntas fundamentales para una reforma migratoria:
1) ¿Cómo debería el gobierno de los Estados Unidos de América (“Estados
Unidos”) estructurar su sistema para los que quieren entrar al país?
2) ¿Qué mecanismos debería usar Estados Unidos en las fronteras y
dentro del país para mejorar el cumplimiento con las leyes y el respeto por el
sistema?
3) ¿Qué debería hacer Estados Unidos con más de 11 millones de
indocumentados que residen en el país?
Algunos temas delicados:
1) La reunificación de familias importa mucho en el sistema actual.
Los parientes cercanos de ciudadanos y residentes permanentes tienen más fácil
la inmigración a Estados Unidos que las personas que no tienen esa conexión. ¿Es
justo? ¿Debería Estados Unidos incorporar más el factor económico en la decisión
de dar o no un estatus migratorio?
2) Está claro que algunas industrias dependen de la mano de obra de
los inmigrantes, tanto documentados como indocumentados. Esta necesidad existe
en la agricultura, la alta tecnología, la hospitalidad, etc. Sin embargo, es más
fácil para algunos trabajadores conseguir papeles. Muy a menudo, esto tiene que
ver con la educación, las ganancias, el puesto y el empleador del solicitante. ¿Es
justo? ¿Cómo podría Estados Unidos ajustar su sistema a las realidades económicas
y a los derechos humanos? Soy partidario de un sistema más abierto y de un
sistema que trata a todos como iguales, como seres humanos, no importa la
formación, el país de origen, la religión, etc. En una democracia, todas las
voces deberían contar. En una sociedad justa, las voces de todos deberían
contar, no importa incluso su estatus migratorio. Está claro por los hechos que
muchos indocumentados ya forman parte de la sociedad, fundamentales tanto para
la economía como para la cultura.
3) El asilo político se ha vuelto un tema sumamente importante en términos
políticos y términos morales. Estados Unidos debería tener un sistema capaz de
enjuiciar los casos de asilo sin recurrir a las amenazas y los tratos indignos
a la gente que humildemente llega a sus fronteras. Las separación de niños de
sus padres debería ser una barbaridad para cualquier persona decente.
No hay nada fácil sobre una reforma migratoria. Aunque este sea un artículo
más largo que otros que he escrito últimamente, hay muchos detalles que no he
tocado. Cada lector puede aportar algo, cambiar algo o criticar algo sobre lo
que he expuesto aquí. La reforma migratoria es un desafío a largo plazo. Queda
mucho camino para recorrer. Tengo opiniones fuertes con respecto a la reforma
migratoria, pero creo que lo importante en este momento es tener una conversación
un poco alejado de la política de elecciones. La política importa; no obstante,
las ideas importan más.