Donald
Trump es el puntero en la contienda republicana para la Casa Blanca. Muchos
republicanos critican a Trump y dicen que él no representa bien el partido.
Temen la retórica de Trump que roza la xenofobia y va contra los inmigrantes.
Estos republicanos lamentan la brecha en el voto latino (71% a favor de los
demócratas) y el voto asiático (73% a favor de los demócratas).
La
demografía favorece a los demócratas en las elecciones presidenciales de 2016:
el voto latino y el voto asiático son dos partes del electorado en ascenso y
muchos dicen que el voto latino es imprescindible para un candidato—por
extensión, un partido—que quiere ganar. A pesar de las quejas de algunos
republicanos, los candidatos republicanos están cediendo a Trump, radicalizando
sus posturas con respecto a la inmigración o abandonando la idea de una
conversación abierta sobre lo que hacer.
Siguiendo
el ejemplo de Trump y extendiendo el ejemplo de Mitt Romney, los republicanos
están mandando el mensaje que los inmigrantes y sus familias no están bienvenidas
en Estados Unidos. Los republicanos buscan la supervivencia y dicen que solo
están en contra de la inmigración ilegal, pero sus acciones indican otra
actitud. Lo que importa es demostrarse firmes, no importan las consecuencias
para las familias y las comunidades, ni de aquí ni de allí.
Donald
Trump habla sobre deportar a los inmigrantes indocumentados, incluso los
DREAMers, los estudiantes que tienen DACA o la acción diferida para los
llegados en la infancia. Otros candidatos, incluso dos hispanos en el partido
republicano, o siguen el ejemplo de Trump o guardan silencio. El silencio al
liderazgo irresponsable no es signo positivo para nadie.
En
2012, Mitt Romney recomendaba la política de autodeportación. Decía que habría
vetado el DREAM Act, que habría cancelado DACA. Casi todos los republicanos
guardaron silencio al respecto. Para darles a algunos el beneficio de la duda,
quizás algunos soñaron con la idea de apoyar una reforma responsable en el
futuro. Pero, el pasado, hecho, ya consta.
Hay un
paso de la autodeportación a la postura de Trump y la cobardía de los otros
republicanos, pero no es ni un paso tan grande ni un paso imprevisible.
Lamentable para muchos, incluso algunos republicanos, la verdad es que los
republicanos han hecho un lío de su propio partido. Su política se basa en los
ataques a Obama (Romney en 2012, los congresistas durantes los últimos años, y
Trump en 2015, 2016?) y la resistencia a la diversidad. Falta sustancia.
No creo
que Trump sea un candidato serio a la presidencia, pero en un partido
disfuncional, podría salir como el abanderado en las elecciones. El resultado
será otra derrota, un resultado correcto para un partido que huye de los
valores.