miércoles, 16 de abril de 2014

Letter to LDS Church (2010)



May 14, 2010

First Presidency
The Church of Jesus Christ of Latter Day Saints
47 East South Temple
Salt Lake City, Utah 84150

Dear President Monson:

I am an attorney.  In 2003, the Utah State Bar named me Pro Bono Lawyer of the Year for free work I did in the Latino and Spanish-speaking communities.  I co-host the Spanish-language radio show Pulso Latino twice a week.  Though I speak daily with members, I myself am not a member of the Church of Jesus Christ of Latter Day Saints (“LDS Church”).

I respectfully request that the Church of Jesus Christ of Latter Day Saints make a statement concerning measured, humane immigration reform.

The LDS Church does remarkable work, often through inner-city missions, to help undocumented immigrants be self reliant and productive.  I have worked with and known several inner-city missionaries.

The perpetual education fund allows many people worldwide great opportunities for personal growth and community service.  The perpetual education fund sets a standard for individual and collective well-being.

Despite this good work, many Latinos perceive a mixed message or an anti-immigrant message.  Some Latinos who are members of the LDS Church have told me that the immigration issue and the anti-immigrant position of some prominent politicians who proclaim membership in the LDS Church have challenged their faith.

I understand that Utah politicians who are members do not speak for the LDS Church.  Nevertheless, some of these politicians openly use scriptural references to support anti-immigrant proposals.  The political environment and debate has become toxic, much to the detriment of justice, basic values and family.

Several Utah politicians favor anti-immigration legislation that mirrors recent Arizona law whose express intent is to “make attrition through enforcement the public policy of all state and local government agencies in Arizona.”

The language is aggressive and an affront to human decency.  Undocumented immigrants violate the law by being here, but they do hard work.  Many make extraordinary sacrifices for their families and their communities.  The federal government has long put aside the enforcement of immigration law for economic reasons.  “Attrition through enforcement” easily devolves into a country and communities at war with themselves.  Good people and society fall as victims.

Immigration reform is a moral and ethical issue.  While the LDS Church is wisely careful with politics, silence on this issue has become akin to complicity.  Rightly or wrongly, the reality for many is that aggressive politicians and pundits have become the de facto voice of the LDS Church.

Politicians sometimes list reasons to stand up for or against something.  Some say near the end of an argument that they stand for a position because it is the right thing to do.  This unfortunately inverts a moral and ethical thought process.  The right thing to do ought to be a guide to thought, not an afterthought.

I ask the LDS Church to consider a stand for basic rights and dignity.  Human beings should not be targeted for politics.  Thank you for your consideration.

Respectfully,

Mark Alvarez

Carta a la Iglesia SUD (2010)



May 14, 2010

La Primera Presidencia
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
47 East South Temple
Salt Lake City, Utah 84150

Estimado Presidente Monson:

Soy un abogado. En 2003, el Colegio de Abogados del Estado de Utah me nombró Abogado Pro Bono del Año por el trabajo gratis que hice en las comunidades hispana e hispano-parlante. Con un compañero, conduzco el programa radial ‘Pulso Latino’ dos veces por semana. Aunque hablo diariamente con miembros, no soy un miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (“La Iglesia SUD”).

Pido respetuosamente que La Iglesia SUD hace una declaración sobre una reforma migratoria humanitaria y razonable.

La Iglesia SUD realiza una obra admirable, con frecuencia en las misiones de ciudad, para ayudar a los inmigrantes indocumentados ser productivos y autosuficientes. He trabajado con y he conocido a varios misioneros de ciudad.

El fondo perpetuo de la educación permite a muchas personas en el mundo enterarse de oportunidades maravillosas para el crecimiento personal y el servicio comunitario. El fondo perpetuo de la educación establece un estándar para el bienestar individual y colectivo.

A pesar de esta obra importante, muchos hispanos perciben un mensaje mixto o incluso antiinmigrante. Algunos hispanos que son miembros de La Iglesia SUD me han dicho que el asunto migratorio y la postura antiinmigrante de varios políticos prominentes que proclaman membresía en La Iglesia SUD les han causado dudas con su propia fe.

Entiendo que los políticos de Utah no hablan en nombre de La Iglesia SUD. Sin embargo, algunos de ellos usan referencias a las escrituras para fundamentar propuestas antiinmigrantes. En parte por eso, el ambiente político y el debate se han vuelto tóxicos, a expensas de la justicia, los valores básicos y la familia.

Unos políticos de Utah favorecen legislación antiinmigrante que encuentra su reflejo en la ley de Arizona cuya intención expresa es “hacer la atrición a través de mano dura la política oficial de todas las agencias locales y estatales en Arizona.”

El lenguaje es agresivo y una ofensa a la dignidad humana. Los inmigrantes indocumentados infringen una ley civil por su presencia, pero trabajan dura. Muchos hacen sacrificios extraordinarios para sus familias y sus comunidades. Durante mucho tiempo, el gobierno federal ha dado la vista gorda al desafío migratorio por razones económicos. “La atrición a través de mano dura” se convierte demasiado fácil en una guerra civil [más bien incivil] a nivel nacional y comunitario. La gente bienintencionada y la sociedad se caen como víctimas.

La reforma migratoria es un asunto de moralidad y ética. Aunque La Iglesia SUD tiene que tener cuidado con la política, el silencio con respecto a este asunto se ha vuelto parecido a la complicidad. Por las buenas o las malas, la realidad para muchos es que los políticos y comentaristas agresivos han llegado a ser la voz de facto de La Iglesia SUD.

A veces los políticos recitan las razones por apoyar u oponerse a algo. Algunos agregan al final que apoyan una postura porque es la correcta [la indicada para obrar bien]. Desafortunadamente, esto invierte el análisis moral y ético. Lo correcto debería guiar el pensamiento, no ser su apéndice.

Pide a La Iglesia SUD considerar poner el ejemplo para los derechos básicos y la dignidad. Nadie debería convertir a los seres humanos en blancos para fines políticos. Gracias por su atención.

Con respeto,

Mark Alvarez

martes, 15 de abril de 2014

Reforma migratoria: El asilo y la desobediencia civil


Durante el último año varios casos de asilo y desobediencia civil han llegado a los medios de comunicación. Algunas personas que han salido deportadas por propia voluntad o por fuerza han podido reingresar al país por varios mecanismos, incluso el proceso de asilo. ¡Ojo! Poder entrar después de una solicitud de asilo no equivale a ganar el caso.

Admiro a las personas que luchan por el bienestar de ellos mismos y sus familias. A veces, su abogacía ha servido a causas que van más allá de sus casos particulares. No obstante, a veces la cobertura mediática confunde a algunos sobre la meta, en mi opinión una reforma que abarca a todos.

Dividir y conquistar parece ser la táctica del día para los que se oponen a la reforma migratoria. Culpar a Obama por las deportaciones sin darle crédito por la acción diferida y otras medidas que suavizan la leyes migratorias es contradictorio como mínimo y quizás hipocresía.

Ahora quiero enfocarme en dos preguntas, una que surge con frecuencia y otra cuya respuesta pone algo de contexto.

La primera es: ¿Deberíamos prestar tanta atención a los casos particulares de asilo y la desobediencia civil?

La segunda que contestaré primero es: ¿Puedes explicar la ley de asilo?

Mucha gente usa “asilo político” en vez de “asilo”. El término oficial es asilo, y daré una explicación básica del concepto. Esta explicación se basa en la ley y la jurisprudencia, y se parecerá indudablemente a otras. Mucho viene de la Convención de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados.

Para ganar un caso de asilo, una persona tiene que demostrar un miedo bien fundamentado de persecución en su país. Hay cinco categorías de persecución contempladas en el sistema: 1. Raza, 2. Religión, 3. Nacionalidad, 4. Pertenencia a un determinado grupo social, y 5. Opiniones políticas.

Una defensa en los casos de asilo es que el gobierno del país del solicitante es capaz de protegerle en contra de la persecución. Otra defensa es que el solicitante puede trasladarse en su país para encontrarse a salvo. Por ejemplo, una persona quizás podría demostrar un miedo bien fundamentado en Ciudad Juárez, México sin poder rebatir el argumento de que él o ella podría vivir perfectamente a salvo en el centro o sur del país.

La decisión de asilo es una decisión jurídica, pero tiene muchos elementos de la política y la diplomacia. Por razones que se pueden extraer de lo anterior, los países suelen inclinarse a dar asilo a personas de países cuyos gobiernos no son tan amigables con Estados Unidos.

La primera pregunta no tiene respuesta definitiva. No juzgaría a nadie que lucha cuanto pueda en su caso particular. He asistido muchas reuniones y manifestaciones para demostrar solidaridad y apoyo. Dicho eso, la prioridad debería ser buscar una solución que se aplica en general.

Abogar fuerte en un caso particular puede llamar atención a las injusticias en el sistema, demostrar que los problemas de la inmigración tienen que ver con malas leyes no malas personas. Pero a veces los casos particulares captan tanta atención hasta distraer a algunos de la necesidad de una reforma sistemática que tendría más impacto a nivel comunitario.

Lo mismo diría sobre la desobediencia civil. Es admirable el sacrificio de una persona que aceptaría consecuencias negativas de sus acciones a cambio de demostrar claramente una injusticia. Sin embargo, a nivel comunitario, cada uno puede evaluar si el caso o la desobediencia particular sirve la causa general. No debería ser fácil tomar esa decisión, y habrá diversidad de opinión al respecto.

A veces, las leyes no tienen respuesta a esas preguntas algo filosóficas. Francamente, nadie tiene la respuesta absoluta. Pero seguimos. Ojalá, sin rodeos.
Blog Information Profile for alvarezkjarsgaard