Hace varios meses, el Presidente Felipe Calderón hablaba acerca de la responsabilidad de crear puestos de trabajo para los mexicanos. Consta en el objetivo 10 de su Plan Nacional de Desarrollo lo siguiente:
La mejor manera de prevenir la emigración por razones de desventaja económica, es la creación de oportunidades de progreso y bienestar para las personas y las familias en sus lugares de origen.
No cabe duda de que en México hace falta una economía más dinámica y más eficaz. Algunas medidas obvias, aunque no tan fáciles, son un recorte de la burocracia y una simplificación de los trámites para hacer negocio. Es una lástima que tantos mexicanos con talento tengan que buscar oportunidades en el extranjero que no encuentran aquí.
Calderón ha criticado la política migratoria de Estados Unidos. Y tiene razón: Estados Unidos sigue con un sistema anticuado que no se ha adaptado a las exigencias económicas y sociales. Además, el Congreso estadounidense fracasó en su intento de reformar las leyes migratorias. Surge dentro de Estados Unidos una tendencia discriminatoria contra los inmigrantes, tanto documentados como no documentados. Hay que cambiar eso.
En Estados Unidos existen algunas propuestas no tan globales que podrían favorecer a indocumentados que son estudiantes o trabajadores en la agricultura. Hace falta una reforma global que respeta las aportaciones de todos los indocumentados. Sin embargo, el no poder hacer el paso gigante en este tema no debería impedir unos pasos más pequeños. En la política, los cambios suelen ser lentos, hasta glaciales.
Calderón parece un político capaz. Tiene la experiencia de haber dirigido un partido y de haber sido congresista. No obstante, algunas de sus declaraciones demuestran torpeza. Ya he escrito de Elvira Arellano. Personalmente, le admiro a ella por su pasión y determinación, pero fue un error de Calderón recibirle en los Pinos.
Ayer, Calderón discursó sobre la migración. Trató de temas importantes como la interconexión social y económica entre México y Estados Unidos. Habló también de los derechos humanos. Todo bien para informar y para impulsar una política más justa.
El problema en el discurso fue lo siguiente:
La nuestra es gente que sólo busca un mejor porvenir para su familia y lo busca, precisamente, aportando su fuerza de trabajo a la prosperidad de una economía que no es la de su tierra, pero que paradójicamente alguna vez lo fue [énfasis dado].No son falsas las palabras, pero sí pondrán al rojo vivo la gente opuesta a los inmigrantes en Estados Unidos. Eso hará más difícil el trabajo de muchos que creían que Calderón era un aliado para una reforma justa del sistema migratorio.
Espero que Felipe Calderón no resulte ser para esas personas el presidente inconveniente.