domingo, 30 de junio de 2019

DACA: Los soñadores que nacieron tarde

El 15 de junio de 2012, el presidente Barack Obama anuncio lo básico sobre un programa de acción diferida para los llegados en la infancia (“DACA” por sus siglas en inglés). El programa daría una protección en contra de la deportación para los jóvenes indocumentados que cumplían con cinco requisitos:

“(1) haber llegado a los Estados Unidos antes de los 16 años de edad
(2) haber residido continuamente en los Estados Unidos por un período mínimo de cinco años antes del 15 de Junio del 2012 y haber residido continuamente en los Estados Unidos desde el 15 de Junio del 2012
(3) estar asistiendo a la escuela, haberse graduado de la escuela superior, poseer un Certificado de Educación General (GED, por sus siglas en inglés), o haber servido en la Guardia Costanera o en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos
(4) no haber sido encontrado culpable de un delito grave, delito menos grave de carácter significativo, múltiples delitos menos graves, o representar una amenaza a la seguridad nacional o a la seguridad pública
(5) no debe de ser mayor de 30 años de edad.”
DACA también tenía una limitación, no enumerada, que hoy cobra mucha importancia: “Aquellos que presenten su solicitud sin estar sujetos a una orden final de deportación, tienen que tener 15 años de edad o más.”
La limitación tenía una lógica: uno de los beneficios más grandes de DACA es el permiso de trabajo. Los indocumentados que tenían menos de 15 años no tenían la necesidad de tener un permiso de trabajo. Ellos recibirían poco beneficio de DACA hasta llegar a la posibilidad de estar en el mercado laboral.
El problema que ha surgido es el congelo de DACA por el presidente Donald Trump. Trump no ha podido tumbar DACA en su totalidad, pero ha podido prohibir la entrada de nuevos solicitantes al programa.
En general, los que ya están en DACA pueden solicitar la renovación; sin embargo, no se permite la entrada de nuevos solicitantes. Es muy triste pero una realidad en este momento. Las personas que cumplen con los cinco criterios y llegan a los 15 años no tienen un camino abierto a DACA.
He escuchado historias de jóvenes (“soñadores” o “dreamers” para muchos en la terminología) que se han deprimido mucho en enterarse de esta injusticia. No es difícil imaginar la situación: un adolescente indocumentado estudia mucho para progresar. Se esfuerza a pesar de las ansiedades personales sobre su persona y probablemente su familia y varios conocidos o amigos. Piensa que ha hecho lo suficiente para poder insertarse de manera más robusta en la sociedad y la economía. Tal vez ha soñado en estudiar a nivel universitario y pagar la matrícula con lo que puede ganar en un trabajo formal.
Me faltan palabras cuando contemplo la injusticia y la crueldad de Trump y los políticos y las instituciones que le apoyan directamente o tácitamente con su silencio.
--> Sé que bastante jóvenes y sus familias están sufriendo. No sé lo que debería escribir. Aporto mi granito de arena. Seguiré intentando. Hay que mantener la esperanza y la constancia. Pero hay que reconocer la realidad: no hemos avanzado lo suficiente. Lo siento a los soñadores que nacieron tarde.

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