sábado, 8 de noviembre de 2014

La ciudadanía y los inmigrantes

Los ciudadanos que cumplen con requisitos básicos tienen el derecho de votar. A pesar de tener ese derecho la mayoría de ciudadanos decidieron no participar en las elecciones del 4 de noviembre.

A nivel federal, los resultados tendrán consecuencias concretas en el Congreso número 114 que empieza el 3 de enero de 2015 conforme con la Vigésima Enmienda, Sección 2, de la Constitución de los Estados Unidos. También habrán consecuencias a nivel estatal en la legislatura y a nivel local en varios gobiernos y los distritos escolares.

Votar es un derecho, tal vez una responsabilidad. No es una obligación.

El gobierno describe la ciudadanía como “el hilo común que vincula a todos los estadounidenses. Somos una nación unida no por raza o religión, sino por los valores compartidos de libertad e igualdad.”

La narración de la página de los servicios de inmigración y ciudadanía resalta la importancia de los inmigrantes a lo largo de la historia de los Estado Unidos y el hecho de que siguen formando y definiendo el país en la actualidad. A pesar de los vaivenes de la política estadounidense, la inmigración y los inmigrantes representan una parte fundamental de la nación.

Cada persona tiene derechos y responsabilidades bajo la Constitución y las leyes de los Estados Unidos. Cada persona merece un trato digno bajo las leyes y los conceptos básicos de derechos humanos. La ciudadanía facilita la participación plena de las personas en la sociedad.

Los inmigrantes forman aproximadamente trece por ciento de la población de Estados Unidos. Casi la mitad de esos inmigrantes han conseguido la ciudadanía. Otros están en el camino. Los niveles actuales de inmigrantes están cerca del promedio establecido durante los últimos cien años.

Aunque la gran mayoría de ciudadanos consiguieron la ciudadanía por haber nacido en Estados Unidos, las cifras de arriba indican que la naturalización o el proceso de ciudadanía es importante. La ciudadanía supone una meta, incluso el sueño, de muchas personas.

La Solicitud de Naturalización es el N-400 en la lista de formularios del Servicio de Inmigración y Ciudadanía. Hay varios requisitos, entre ellos el haber tenido la residencia permanente durante cinco años, tres para los extranjeros casados con ciudadanos. El solicitante tiene que contestar varias preguntas sobre su pasado y sus intenciones en Estados Unidos.

Aunque hay excepciones (algunas tienen que ver con el servicio militar), los que solicitan la ciudadanía tienen que demostrar un conocimiento básico del inglés y de la historia y el gobierno de los Estados Unidos.  A través del portal en español de los Servicios de Inmigración y Ciudadanía (http://www.uscis.gov/es), cualquier persona puede obtener información sobre los procesos y la preparación para los exámenes.

La decisión de obtener la ciudadanía es personal, pero vale la pena explorar los pros y las contras de la oportunidad. Tiene consecuencias para los derechos y también para las responsabilidades.


Los americanos y los estadounidenses somos híbridos de algún grado: de razas, de historias, de tradiciones, de nacionalidades. Aquí todos contribuimos con esas mezclas, esas diversidades. Llevamos dentro las experiencias y las culturas a las que hemos estado expuestos. Con o sin el reconocimiento oficial, podemos tener orgullo en estas identidades y en como ellas enriquecen nuestras comunidades.
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