viernes, 16 de agosto de 2019

El desafío de una reforma migratoria

Hace bastante tiempo que no escribo en inglés sobre la reforma migratoria. El tema está muerto políticamente a medio plazo y me temo no poder aportar algo nuevo: tengo decenas de artículos publicados sobre la inmigración y el tema sigue casi igual. Escrito eso, es importante dar un repaso cada de vez en cuando para la autoevaluación y por si acaso resurge la posibilidad de cambio. Opino que un cambio podría venir si un demócrata gana a Trump en las elecciones generales en otoño de 2020, en cuyo caso, un mandatario nuevo entraría a la Casa Blanca el 20 de enero de 2021.

¡Ojo! No existe en este momento una conversación seria y realista sobre una reforma migratoria. La administración Trump ha desenvainado el tema migratorio como un arma en su batalla para ganar la reelección en noviembre de 2020. Los candidatos demócratas hacen cálculos para determinar que puntos podrían favorecerles en las primarias del partido o en la elección general contra Trump, el líder con diferencia en el partido republicano.

Aviso: Nadie debería pagar por adelantado un proceso que no existe en la realidad sino en el futuro.  En años anteriores durante los debates sobre la reforma, algunos han pagado por procesos que solo existen en teoría.  Mejor guardar el dinero en tu propia cuenta bancaria u otro fondo para poder pagar por el proceso verdadero después de la implementación de la reforma.  Habrán organizaciones, con y sin fines de lucro, dispuestas a ayudar en ese momento.

Lo básico: Hay tres preguntas fundamentales para una reforma migratoria:
1) ¿Cómo debería el gobierno de los Estados Unidos de América (“Estados Unidos”) estructurar su sistema para los que quieren entrar al país?
2) ¿Qué mecanismos debería usar Estados Unidos en las fronteras y dentro del país para mejorar el cumplimiento con las leyes y el respeto por el sistema?
3) ¿Qué debería hacer Estados Unidos con más de 11 millones de indocumentados que residen en el país?

Algunos temas delicados:
1) La reunificación de familias importa mucho en el sistema actual. Los parientes cercanos de ciudadanos y residentes permanentes tienen más fácil la inmigración a Estados Unidos que las personas que no tienen esa conexión. ¿Es justo? ¿Debería Estados Unidos incorporar más el factor económico en la decisión de dar o no un estatus migratorio?
2) Está claro que algunas industrias dependen de la mano de obra de los inmigrantes, tanto documentados como indocumentados. Esta necesidad existe en la agricultura, la alta tecnología, la hospitalidad, etc. Sin embargo, es más fácil para algunos trabajadores conseguir papeles. Muy a menudo, esto tiene que ver con la educación, las ganancias, el puesto y el empleador del solicitante. ¿Es justo? ¿Cómo podría Estados Unidos ajustar su sistema a las realidades económicas y a los derechos humanos? Soy partidario de un sistema más abierto y de un sistema que trata a todos como iguales, como seres humanos, no importa la formación, el país de origen, la religión, etc. En una democracia, todas las voces deberían contar. En una sociedad justa, las voces de todos deberían contar, no importa incluso su estatus migratorio. Está claro por los hechos que muchos indocumentados ya forman parte de la sociedad, fundamentales tanto para la economía como para la cultura.
3) El asilo político se ha vuelto un tema sumamente importante en términos políticos y términos morales. Estados Unidos debería tener un sistema capaz de enjuiciar los casos de asilo sin recurrir a las amenazas y los tratos indignos a la gente que humildemente llega a sus fronteras. Las separación de niños de sus padres debería ser una barbaridad para cualquier persona decente.

No hay nada fácil sobre una reforma migratoria. Aunque este sea un artículo más largo que otros que he escrito últimamente, hay muchos detalles que no he tocado. Cada lector puede aportar algo, cambiar algo o criticar algo sobre lo que he expuesto aquí. La reforma migratoria es un desafío a largo plazo. Queda mucho camino para recorrer. Tengo opiniones fuertes con respecto a la reforma migratoria, pero creo que lo importante en este momento es tener una conversación un poco alejado de la política de elecciones. La política importa; no obstante, las ideas importan más.

--> Involucrarnos: Los que tienen la ciudadanía deberían votar y llamar a sus representantes para expresar sus deseos de una reforma migratoria que trataría con respeto y dignidad a todos, incluyendo a los indocumentados.  Los que tienen la residencia deberían pensar en conseguir la ciudadanía para poder votar.  Escrito eso, yo personalmente entiendo perfectamente que la ciudadanía estadounidense no es el deseo de todos.  He vivido en España, Inglaterra y México y guardo cariño por los tres países (Más por supuesto a España y México).  La ciudadanía es una decisión personal; sin embargo, piénsalo.  Los que están aquí de paso o como indocumentados pueden involucrarse de otras maneras.  Para todos, poner buen ejemplo es fundamental.  Esforzándonos juntos y sin recriminaciones, podemos conseguir mucho.  Los mejores líderes en nuestra comunidad no son los políticos. Somos nosotros.

domingo, 30 de junio de 2019

DACA: Los soñadores que nacieron tarde

El 15 de junio de 2012, el presidente Barack Obama anuncio lo básico sobre un programa de acción diferida para los llegados en la infancia (“DACA” por sus siglas en inglés). El programa daría una protección en contra de la deportación para los jóvenes indocumentados que cumplían con cinco requisitos:

“(1) haber llegado a los Estados Unidos antes de los 16 años de edad
(2) haber residido continuamente en los Estados Unidos por un período mínimo de cinco años antes del 15 de Junio del 2012 y haber residido continuamente en los Estados Unidos desde el 15 de Junio del 2012
(3) estar asistiendo a la escuela, haberse graduado de la escuela superior, poseer un Certificado de Educación General (GED, por sus siglas en inglés), o haber servido en la Guardia Costanera o en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos
(4) no haber sido encontrado culpable de un delito grave, delito menos grave de carácter significativo, múltiples delitos menos graves, o representar una amenaza a la seguridad nacional o a la seguridad pública
(5) no debe de ser mayor de 30 años de edad.”
DACA también tenía una limitación, no enumerada, que hoy cobra mucha importancia: “Aquellos que presenten su solicitud sin estar sujetos a una orden final de deportación, tienen que tener 15 años de edad o más.”
La limitación tenía una lógica: uno de los beneficios más grandes de DACA es el permiso de trabajo. Los indocumentados que tenían menos de 15 años no tenían la necesidad de tener un permiso de trabajo. Ellos recibirían poco beneficio de DACA hasta llegar a la posibilidad de estar en el mercado laboral.
El problema que ha surgido es el congelo de DACA por el presidente Donald Trump. Trump no ha podido tumbar DACA en su totalidad, pero ha podido prohibir la entrada de nuevos solicitantes al programa.
En general, los que ya están en DACA pueden solicitar la renovación; sin embargo, no se permite la entrada de nuevos solicitantes. Es muy triste pero una realidad en este momento. Las personas que cumplen con los cinco criterios y llegan a los 15 años no tienen un camino abierto a DACA.
He escuchado historias de jóvenes (“soñadores” o “dreamers” para muchos en la terminología) que se han deprimido mucho en enterarse de esta injusticia. No es difícil imaginar la situación: un adolescente indocumentado estudia mucho para progresar. Se esfuerza a pesar de las ansiedades personales sobre su persona y probablemente su familia y varios conocidos o amigos. Piensa que ha hecho lo suficiente para poder insertarse de manera más robusta en la sociedad y la economía. Tal vez ha soñado en estudiar a nivel universitario y pagar la matrícula con lo que puede ganar en un trabajo formal.
Me faltan palabras cuando contemplo la injusticia y la crueldad de Trump y los políticos y las instituciones que le apoyan directamente o tácitamente con su silencio.
--> Sé que bastante jóvenes y sus familias están sufriendo. No sé lo que debería escribir. Aporto mi granito de arena. Seguiré intentando. Hay que mantener la esperanza y la constancia. Pero hay que reconocer la realidad: no hemos avanzado lo suficiente. Lo siento a los soñadores que nacieron tarde.

jueves, 30 de mayo de 2019

Pride 2019

Nine years ago, I spoke at the Utah Pride Festival. I emphasized that Latinos were not slow on freedom, not slow on supporting marriage equality, not slow on liberation. I closed with the words: "History is a record of humans stumbling and stammering toward greater liberty. We are on the right path. In diverse languages and ways, our challenge is to keep going."

In 2019, we are still stumbling forward on many issues. We have had plain legal victories and others not so plain and perhaps dubious. One theme of this year's Pride Festival is "Persist." The Oxford American College Dictionary definition reads: "continue firmly or obstinately in an opinion or a course of action in spite of difficulty, opposition, or failure. — continue to exist; be prolonged."

We persist. The signs of progress are plain. This week, Q Salt Lake asked candidates for Salt Lake City Mayor for messages in under 100 words on Pride and the LGBTQ community. Seven candidates responded (two broke the one-hundred-word limit, but just barely). The messages are positive. Two came from Latino candidates. One Latino candidate has gone so far as to schedule a Pride rally at The Sun Trapp.

We stumble toward liberty. We persist. Se hace el camino al andar.

Pride is about every day.

El orgullo no es tema de un día, sino de cada día.


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