May 14, 2010
La Primera Presidencia
La Primera Presidencia
La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
47 East
South Temple
Salt
Lake City, Utah 84150
Estimado
Presidente Monson:
Soy un
abogado. En 2003, el Colegio de Abogados del Estado de Utah me nombró Abogado
Pro Bono del Año por el trabajo gratis que hice en las comunidades hispana e
hispano-parlante. Con un compañero, conduzco el programa radial ‘Pulso Latino’
dos veces por semana. Aunque hablo diariamente con miembros, no soy un miembro
de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (“La Iglesia
SUD”).
Pido
respetuosamente que La Iglesia SUD hace una declaración sobre una reforma
migratoria humanitaria y razonable.
La
Iglesia SUD realiza una obra admirable, con frecuencia en las misiones de
ciudad, para ayudar a los inmigrantes indocumentados ser productivos y
autosuficientes. He trabajado con y he conocido a varios misioneros de ciudad.
El
fondo perpetuo de la educación permite a muchas personas en el mundo enterarse
de oportunidades maravillosas para el crecimiento personal y el servicio
comunitario. El fondo perpetuo de la educación establece un estándar para el
bienestar individual y colectivo.
A pesar
de esta obra importante, muchos hispanos perciben un mensaje mixto o incluso
antiinmigrante. Algunos hispanos que son miembros de La Iglesia SUD me han
dicho que el asunto migratorio y la postura antiinmigrante de varios políticos
prominentes que proclaman membresía en La Iglesia SUD les han causado dudas con
su propia fe.
Entiendo
que los políticos de Utah no hablan en nombre de La Iglesia SUD. Sin embargo,
algunos de ellos usan referencias a las escrituras para fundamentar propuestas
antiinmigrantes. En parte por eso, el ambiente político y el debate se han
vuelto tóxicos, a expensas de la justicia, los valores básicos y la familia.
Unos
políticos de Utah favorecen legislación antiinmigrante que encuentra su reflejo
en la ley de Arizona cuya intención expresa es “hacer la atrición a través de
mano dura la política oficial de todas las agencias locales y estatales en
Arizona.”
El
lenguaje es agresivo y una ofensa a la dignidad humana. Los inmigrantes
indocumentados infringen una ley civil por su presencia, pero trabajan dura.
Muchos hacen sacrificios extraordinarios para sus familias y sus comunidades.
Durante mucho tiempo, el gobierno federal ha dado la vista gorda al desafío
migratorio por razones económicos. “La atrición a través de mano dura” se
convierte demasiado fácil en una guerra civil [más bien incivil] a nivel
nacional y comunitario. La gente bienintencionada y la sociedad se caen como
víctimas.
La
reforma migratoria es un asunto de moralidad y ética. Aunque La Iglesia SUD
tiene que tener cuidado con la política, el silencio con respecto a este asunto
se ha vuelto parecido a la complicidad. Por las buenas o las malas, la realidad
para muchos es que los políticos y comentaristas agresivos han llegado a ser la
voz de facto de La Iglesia SUD.
A veces
los políticos recitan las razones por apoyar u oponerse a algo. Algunos agregan
al final que apoyan una postura porque es la correcta [la indicada para obrar
bien]. Desafortunadamente, esto invierte el análisis moral y ético. Lo correcto
debería guiar el pensamiento, no ser su apéndice.
Pide a
La Iglesia SUD considerar poner el ejemplo para los derechos básicos y la
dignidad. Nadie debería convertir a los seres humanos en blancos para fines
políticos. Gracias por su atención.
Con
respeto,
Mark
Alvarez
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