sábado, 1 de noviembre de 2014

Inmigración: La reforma migratoria y la política

La reforma migratoria sigue siendo una cuestión de tiempo. Desafortunadamente, he sido una cuestión de tiempo durante demasiado tiempo: el senador Orrin Hatch de Utah presentó su DREAM Act en agosto de 2001 y el presidente George W. Bush habló de manera favorable al principio de septiembre del mismo año.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 tuvieron repercusiones enormes en la política, quizás sobre todo la política migratoria que se transformó en tema fundamental de la seguridad. Se quedaron frenadas iniciativas como el DREAM Act, la simplificación de los procesos y la actualización del sistema.

Durante unos años, los restriccionistas en cuanto a la política migratoria frenaron casi todos los intentos de liberalizar el sistema. En 2001 se elaboró un proyecto de ley, FREEDOM Act por sus siglas en inglés, para impulsar la reunificación de familias, la expansión económica y una organización mejor planteada y gestionada de documentos (Family Reunification, Economic Expansion, and Document Organized Management – FREEDOM). No tuvo éxito, pero las ideas de ese entonces se parecen a las que salen en los debates migratorios hoy día.

La sustancia de la reforma migratoria no ha cambiado mucho. Hay que agilizar los procesos para coordinar mejor el sistema migratorio con la economía. Las listas de espera han llegado a ser excesivamente largas en algunas categorías: más de 23 años para los filipinos esperando la residencia permanente a través de sus hermanos que son ciudadanos de Estados Unidos. La población indocumentado se estima a más de once millones de personas, y la estancia mediana de esos indocumentados son trece años.

No es difícil señalar lo básico de un proyecto de ley que actualizaría el sistema migratorio; no obstante, la fórmula política para dicha reforma se ha resultado resbaladiza. Hace ocho años, se perfilaba una reforma migratoria durante la administración de George W. Bush. Hace un año y medio, se perfilaba una reforma migratoria durante la administración de Barack Obama. Sigo creyendo que Obama dictará medidas ejecutivas amplias e importantes para aliviar el estrés de un sistema migratorio roto; sin embargo, la necesidad de una reforma migratoria seguirá en pie.

En el programa radial “Sin Rodeos”, han surgido varias sugerencias para la política. En Utah, no pertenezco a ningún partido político, y el partido Demócrata del estado me ha decepcionado muchísimo. Los participantes buscan la convivencia con los poderes fácticos en vez de impulsar una política verdaderamente favorable. Dicho eso, no tengo casi nada en común con un partido Republicano demasiado conservador y provinciana. Son mis intereses.

Las sugerencias son estas:

1. Votar o apoyar a un partido Demócrata que ha hecho más para los inmigrantes que el partido Republicano.

2. Participar en el partido Republicano, sobre todo en las primarias, para poder influir más en la conversación de un partido que puede tener en sus manos la posibilidad de permitir o seguir impidiendo una reforma migratoria.

3. Formar o fortalecer un tercer partido que puede verdaderamente apoyar una política favorable para la comunidad hispana.

4. No votar para expresar el rechazo a los políticos porque representan no más que sus propios intereses.

5. …


Hace falta una conversación sin prejuicios, sin límites y sin rodeos.

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